Yo quería olvidarte, pero el ruido de los pájaros y el canto de los autos me llevaron hasta tu casa, abres la puerta y estás encogido, como con los ojos cansados. Algo te hace vibrar la garganta, susurras, quieres hacerme creer que es de noche y que la avenida se silencia.
Tu piel se acerca claramente a mis dedos, y te sumerges con el ritmo que ordena a las calles, el techo es seguro, dices, los hombres de al rededor duermen, dices, mientras miras a oscuras mi cara fea.
Yo espero que me preguntes cómo quiero morir, para decirte que ahora sería una obra de arte, pero sólo te preocupas de poner tus manos firmes contra mi espalda y de respirar tan fuerte para que yo pueda oírlo.
Todo cae por su propio peso, yo me hundo junto al tuyo y junto a la culpa, a las coincidencias y a los azares que me llevaron hasta ti. Como si nada, la calle nos aleja a unos de otros, a otros de todos, como si nada.